Hace muy poco tuve la oportunidad de leer este poema que para mí, es el poema más lindo que he leído en los últimos tiempos. Encontrar el amor y ser correspondido es algo de lo más difícil que hay en la vida, pero más difícil que eso es darse cuenta que tienes a la persona adecuada a tu lado, valorarla y quedarte con ella por toda la vida. Muchas cosas no serán igual que al principio, el tiempo pasa y nos cobra factura de muchas maneras, pero al final del día, su mirada y su beso antes de dormir es la mejor recompensa de todas.
Poesía…
«¡Qué rico hueles, mi vida!».
«¡Qué perfumada, mi amor!».
Éramos recién casados
fueron frases de rigor.
Después del baño él olía a Yardley o qué sé yo,
mientras yo me perfumaba
con perfumes Christian Dior.
Pero hoy……
¡Qué diferencia!
Él huele a ungüentos, y yo a la Pomada del Tigre
que me pongo al por mayor.
¡Cómo han cambiado los tiempos
de cuando él me conoció!
Antiguamente lucían,
encima del gavetero,
una rosa, su retrato,
un perfume y un reloj.
¿Ahora? Un frasco de aspirinas,
el ungüento de rigor,
unas vendas,
mis anteojos,
las píldoras de alcanfor,
la jeringa, la ampolleta,
el algodón y el alcohol.
Y en el suyo, amontonados,
para que quepan mejor,
un vaso para sus dientes,
el frasco de la fricción,
un libro abierto y sus lentes,
jarabe para la tos,
el agua y la aspirina
por si nos viene un dolor…
Sin embargo, no añoramos
«Lo que el viento se llevó»,
recordamos lo que fuimos
y vivimos nuestro hoy.
En las mañanas, sin prisas,
siempre la misma canción,
«¿Cómo dormiste, mi cielo?».
«Un dolor me despertó»…
«¿Cómo te sientes, mi vida?».
«Hoy tengo fuerte el dolor».
Y por las noches, acaso
recordando algo mejor,
oliendo a salicilato,
a pomadas y a inyección,
repetimos lo de siempre,
lo mismo de ayer y hoy:
«Que duermas muy bien, mi vida».
«Que duermas muy bien, mi amor»…
Rezamos un Padre Nuestro y damos gracias a Dios.
Poesía premiada en el Festival de San Serení del Monte, escrita por la señora Lupita
Díaz de Cristiani.
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